

La base de emisión es la ojiva, propia de arte gótico. Para su estudio y experimentación se puede realzar un modelo en hilo cobre, no requiere de ninguna escala ni de posición particular pues su emisión es axial. La ojiva es hecha de dos círculos secantes, por lo que los colores se cortan a lo largo del eje de simetría, en colores simétricos que dan como resultado la Onda Chartres.
Rara vez se encuentra esta onda de manera pura, pues se entremezcla con otras formas geométricas y da como resultado distintas ondas. Se detecta con el péndulo Universal en el grado 300, entre el Ultra Violeta y el Blanco, en el Disco Ecuatorial en el grado 251. El modo más fácil de detectarla es utilizando un péndulo cilíndrico con la etiqueta o camisa añadida de la luna creciente pintada en negro, siendo su apertura al lado Este para el sector Eléctrico y en dirección Oeste para el Magnético.
Las propiedades de la onda Chartres son:
Es una onda compuesta por todos los colores del espectro, es posible descomponerla en un prisma en orden inverso al del Blanco, como si fuese un Blanco inverso.
En su presencia los colores se invierten en su simétrico, es decir el Rojo se hace Violeta, el Azul pasa a Amarillo, etc…
Cuando dos figuras generadoras de esta onda se oponen, esta se transforma en Negro, lo que supone un buen método para detectarlo.
Cuando se le añade el Blanco normal, esta onda se transforma en el Rojo y el Violeta a la vez.
Se puede utilizar la forma geométrica de la onda de Chartres para crear dispositivos experimentales o instrumentos que generen distintas gamas de ondas de colores, por ejemplo, utilizando un Disco Ecuatorial y unas formas ojivas de hilo de cobre.
Lo efectos de esta onda no se han definido, pero quizás se esté ante un tipo de radiación peculiar que dé como desarrollo nuevos instrumentos y percepciones en el campo de las ondas forma, como ocurrió con el Verde Negativo y su posterior utilización en pirámides y pilas radiestésicas.