


Cada objeto tiene un color o vibración determinada, la ausencia de uno puede determinar una enfermedad o patología, pues se relaciona directamente con las sustancias químicas del elemento en cuestión. A través de los colores se puede diagnosticar o tratar diferentes patologías. Los colores pueden ser potenciados su radio de acción a través de un imán u otras fuerzas como la electricidad, el radio o el verde negativo.
Hay dos grupos distintos de colores:
A – Positivos: Rojo, anaranjado y amarillo.
B – Negativos: Azul, índigo y violeta.
El verde que se encuentra entre esos dos grupos es simultáneamente positivo y negativo, reuniendo las características de sus vecinos: el amarillo y el azul.
Los colores radiestésicos operan igualmente en la gama que están fuera del espectro óptico: el ultravioleta, el infrarrojo, el blanco y el negro. Entre estos dos últimos en el polo opuesto a 180 grados del verde del espectro, se encuentra una radiación misteriosa más fuerte que todas las demás, la conocida como verde negativo. Algunos llaman a esta radiación “el color gris”, fundamentándose en el hecho de que está entre el negro y el blanco y presenta una mezcla de estos dos colores, lo mismo que el verde es una mezcla del amarrillo y el azul. Otros la denominan “verde negativo” por su oposición al verde del espectro, pues el péndulo que gira en sentido directo sobre el verde, girará en sentido inverso sobre esa radiación. Es una frecuencia de energía que es muy delicada de trabajar, pues produce deshidratación y es portadora de efectos, se habla de distintos investigadores franceses que resultaron envenenados por un mal uso de esta frecuencia energética; se encuentra presente en muchas figuras geométricas, como a un tercio de la pirámide tal y como descubrió Bovis en su inspección radiestésica de la Gran Pirámide. La denominada “pila radiestésica” o el “péndulo Osiris”, son potentes emisores de esta radiación y han de ser manipulados con cuidado.
Son colore ácidos: el rojo, el anaranjado, el amarillo, el infrarrojo y el negro; sus radiaciones son irritantes.
Son colores alcalinos: el blanco, el índigo, el violeta, el ultravioleta; sus radiaciones son en general frías y calmantes.
Tanto para diagnosticar, como para la sanación, hay dos colores fundamentales: el anaranjado y el violeta. Estas son sus características:
Anaranjado: Positivo. Se emplea para contrarrestar una acción demasiado intensa del azul. Es tónico cardiaco, combate la somnolencia, la opresión, el pesimismo y similares. En fisiología afecta al corazón, al cerebro, los nervios motores, los ojos y el lado derecho del cuerpo en general. Patológicamente causa las enfermedades del corazón, ciertas afecciones nerviosas y la oftalmía. Como metal le corresponde el oro, su reacción química es ácida y su rayo principal tiene la dirección SUR-ESTE.
Violeta: Negativo. Produce un efecto sedante en general, sobre todo en cuestiones psíquicas, pero su dosis ha de ser muy pequeña. Fisiológicamente corresponde con el bazo, la vejiga, los huesos, los dientes y el oído derecho. Patológicamente se relaciona con enfermedades infecciosas, la desintegración celular y la disminución de la nutrición. Como metal le corresponde el plomo y su reacción química es alcalina.