Las varillas radiestésicas

Una evolución de la vara tradicional con la que el zahorí detectaba el agua son las varillas radiestésicas, que en la actualidad se pueden encontrar en diversos diseños y materiales. Básicamente es un elemento que puede oscilar o moverse ante la detección de agua, objetos ocultos, metales o líneas energéticas.  Es un instrumento simple, orientado sobre todo al trabajo sobre el terreno y especialmente para detectar geopatías ocasionadas por la energía terrestre; instrumentos como el péndulo o los biotensores son similares en uso y empleo de lo mismo. La vara de avellano en las manos del zahorí es el antecedente de la radiestesia y de todos sus instrumentos y desarrollos. 

Los zahories o rabdomantes occidentales tal y como los conocemos hoy en día ya eran conocidos y utilizados en Alemania en el siglo XV, aunque los orígenes parece ser que se remontan como mínimo a hace 4.500 años. Los egipcios tuvieron zahories para para encontrar minas, los chinos también utilizaban varillas para encontrar los lugares para la construcción de edificaciones e incluso en Sur América los indios utilizaban dos varas de madera a modo de varilla radiestésica. La vara de zahorí clásica consistía en una vara de madera de avellano con forma de “Y”, sostenida con ambas manos, que oscilaba cuando detectaba agua o el elemento a localizar. Aunque su uso es más para ser aplicado sobre el terreno se puede usar sobre mapas o frente a sujetos para todo tipo de diagnóstico.

La varillas radiestésica más comunes actualmente consisten en dos varas finas pero rígidas de metal en forma de “L” sujetados con el puño cerrado dejando que giren libremente, para que esto sea más fácil se suele poner un tubo o mango en el extremo más corto que es el que está en contacto con la mano. Sujetándolas con la parte larga hacia adelante y con las dos varillas en paralelo, la orientación en un sentido u otro marcaría la dirección y el cruce de ambas varillas indicarían la localización exacta. Son fáciles y baratas de hacer y constituyen el elemento básico de cualquier investigador radiestésico que quiera trabajar sobre el terreno tanto sea para localizar agua, minerales o energías telúricas.  Se sujetan por la parte corta con las manos cerradas y con los brazos pegados al cuerpo en forma de “L” en paralelo. 

El modo correcto de sostener las varillas con las manos cerradas es el que permite que giren:

Y el incorrecto de sostenerlas con las manos, pues no permite que giren:


 Los brazos no deben estar muy altos, por lo que el modo erróneo de sostener las varillas:


Los brazos no deben estar en escuadra respecto al cuerpo y a media altura:


Aunque el código mental pre establecido es lo más importante para el uso de las varillas, se suele asignar para la detección de energías telúricas que si las varillas que están en paralelo se cruzan, el lugar es energéticamente desfavorable y si cada una se orienta en dirección opuesta a la otra el punto energético es favorable; si se mantienen las dos varillas en paralelo el lugar es neutro.


Una variación de la vara de avellano clásica, consiste en dos trozos de metal rígidos unidos en uno de sus extremos, al tener una forma de “V” se sujetan con los extremos libres con los dedos índice y pulgar de ambas manos. Con la punta a frente se va andando por el terreno siguiendo la inclinación de la punta y donde oscile de un modo especial ésta será la localización del elemento. Este tipo de instrumento es muy sensible y requiere de una gran concentración y claridad mental; pero es fácil y económico de fabricar por uno mismo. Una variación de la anterior consiste en una varilla de una sola pieza en forma de “V” larga con sus extremos doblados con espacio suficiente para sujetarla con las ambas manos cerradas.

Otras variaciones consisten en una en un alambre grueso doblado y con forma curva en sus dos extremos, es la denominada “varilla de Hartmann” o “lóbulo antena”, que es para uso de radiestesistas muy experimentados. Está destinada para detectar anomalías en la energía telúrica y especialmente para las líneas de Curry y Hartmann. Se sujetan por los dos extremos con ambas manos y la oscilación de hacia arriba y abajo del plano recto indica la localización de la energía de la tierra.

Otra variación es la llamada “varilla oscilante”, consistente en una empuñadura con un alambre metálico curvado en su extremo. Es especialmente indicado este instrumento para radiestesistas extremadamente expertos en detección de energías telúricas o posicionamientos de objetos respecto a las redes de Curry o Hartmann como la cama por ejemplo.  Se sujeta por la empuñadura, avanzando con su extremo curvo al frente hasta notar la oscilación.

La denominada “Antena Lecher” es un instrumento específico para mediciones de geobiología, permite medir la cantidad de energía de un punto con la escala que lleva incorporada. Se puede sujetar tanto con las manos cerradas de los extremos de la misma, o con el dedo índice y pulgar. También dispone de cable para dirigirlo a un punto en concreto o un recipiente metálico para muestras o testigo. Es un instrumento para radiestesistas muy expertos y que requiere de un entrenamiento específico. 

Existen muchos más modelos de varillas, con distintas formas y de diferentes materiales, pero todas son desarrollos o adaptaciones específicas de las anteriores. Concluimos con un ejemplo de varilla distinta totalmente personal e individual: