La radiónica prácticamente desde sus orígenes ha estado vinculada a la experimentación con terrenos de cultivo, sobre todo en Estados Unidos. En los años 40 del siglo XX hubo distintos intentos de adaptar esta técnica a la erradicación de plagas, así como prácticas para incrementar el rendimiento de la producción. Hieronymus, De La Warr y otros, utilizaron sus dispositivos para el tratamiento de producciones agrícolas o desarrollaron técnicas y dispositivos nuevos; entre ellos destaca el “tubo cósmico” o el “Ukaco”. Los resultados positivos sobre los cultivos dan a la radiónica y a otra serie de técnicas energéticas una prueba más de su efectividad objetiva. Hay una serie de dispositivos enfocados a la agricultura que son interesantes de conocer por sus implicaciones energéticas.
Thomas Galen Hieronymus, el gran innovador de la radiónica, realizó un experimento de crecimiento de plantas en la oscuridad a través de un cable y una placa metálica que se encontraba en el exterior. Él creía que la energía que hacía crecer las plantas proveniente del sol se podía transmitir por el cable y que respondía tanto a las leyes eléctricas como ópticas, por ello la denominó “elóptica”. Las grandes aportaciones de Hironymus están en el área de la radiónica, sus equipos resultaron efectivos en el tratamiento de plagas y en el enriquecimiento de suelos utilizando fotos, pero desarrolló un sistema para fijarlo en el campo denominado “tubo cósmico”. El tubo cósmico es un tubo de PVC de unos 3 metros, que tiene unos 70 cm enterrados, en la parte superior e inferior tiene una placa metálica y dentro tiene una serie de espirales en torno a sendos cartuchos de carga o cilindros interiores, así como cristales de cuarzo y un circuito compuesto de resistencia y diodo de germanio. En los cartuchos interiores se sitúa el elemento cuyo patrón se desea transmitir al terreno, siendo su alcance energético mayor si los cartuchos interiores están llenos que si están vacíos, éstos pueden contener determinadas sustancias naturales, químicas o cargados con un patrón energético a través de un dispositivo radiónico como el “analizador” de Hieronymus u otro utilizados en esta disciplina (Copen, De la Warr, …). El tubo cósmico o también llamado radiodifusor de campos, es un modo económico de trasmitir patrones energéticos a la tierra para conseguir un crecimiento sano de los cultivos sin uso de pesticidas. Sara Hieronymus, junto a un tubo cósmico:
Otro modo de energizar una planta para propiciar su crecimiento apropiado es utilizando unas espirales de cobre en torno a esta. Está basado en los circuitos oscilantes de Lakhovsky. Su desarrollo es radiestésico, tanto en la elección de cuantas vueltas debe tener como del punto exacto donde hay que situar en inicio de la bobina. En radiestesia, se utiliza el concepto de “rayo principal” que es por donde entra la energía a cualquier objeto o ser y que determina en sí su naturaleza. Por medio del péndulo se averigua cuantas vueltas son necesarias, dejando un poco cable recto en la parte inferior y superior, luego en torno a la planta se va a pasando el péndulo, se buscará su rayo principal, que será donde se clave unos centímetros de cable recto en la tierra. Hay múltiples experimentos realizados desde los años 30 del siglo pasado que demuestran la efectividad de este método.
En la línea de elementos pasivos que actúan sobre el crecimiento de las plantas, cabe destacar el “Contur” de Cybertronica Research que consiste en una serie de conos predispuestos uno detrás de otro a determinada altura de distancia (0, 1/2 o 2/3). Estos conos están hechos de biopolímero forrados de cobre y mantienen la proporción aurea entre su base y su altura. Existen distintos modelos y se pueden adquirir en el propio laboratorio o realizarlos de forma artesanal. Han demostrado en pruebas de laboratorio una gran efectividad en la aceleración del germinado de semillas, y es fruto de la actualización de las investigaciones en áreas no convencionales realizadas en la antigua URSS y la actual Rusia desde la década de los años 50. De algún modo se ha recuperado el concepto de “ondas de forma” de la radiónica franco-belga, dándole un carácter más científico; los experimentos con pirámides, conos, y otras figuras geométricas sobre plantas son realizados por múltiples investigadores desde hace décadas.
El tratamiento por medios radiónicos a distancia ha sido muy empleado desde la década de 1940, utilizando de testigo una foto de los terrenos (la compañía que fabricó el Ukaco, Hieronymus y De la Warr también usaron la imagen como testigo); pero algunos investigadores sugieren que no es efectiva y sugieren la utilización de hojas de los arboles (una de cada ejemplar a tratar), o una muestra de terreno. Se utilizan maquinas radiónicas típicas, ya sean tipo base 10, como las De a Warr, Copen o versiones de la Hieronymus; aunque algunos desarrolladores actuales sugieren añadirle acumuladores de orgón, que no orgonitas, aunque quizás una combinación de ambas cosas resultaría más efectiva para este uso. El procedimiento sería similar al de la acción sobre personas, se pondría el testigo en el lado de la entrada, se obtendrían las tasas, y a continuación se pasaría éste al lado de la salida, y en el lado de entrada se situaría el remedio o sin remedio habría que situar en los diales con los valores complementarios; si se tuviese un selector de frecuencias se podría ajustar a la Shumman (como el equipo que desarrollamos Radionic AD-1.0).
El tema de las energías sutiles y la radiónica aplicada a la agricultura es un tema amplio que se tratará en distintos artículos.