Introducción a la radiestesia

Es la detección de objetos, personas, energías y de cualquier cosa a través del operador y utilizando algún elemento para evidenciarlo, habitualmente se emplea un péndulo o unas varillas metálicas en forma de “L”. Los instrumentos no son más que un medio de manifestar lo que a nivel inconsciente se percibe, la única misión del péndulo es la de visualizar respuestas propias. 


Para que los resultados sean veraces es necesaria una alta dosis de concentración y de abstracción de los propios pensamientos, que se adquiere a base de entrenamiento disciplinado y experiencia. Es la heredera de los antiguos rabdomantes o zahories buscadores de agua, minerales, tesoros, etc. Desde finales del siglo XIX y principios del XX se profundizó mucho en su estudio y conocimiento, sobre todo en Europa y especialmente en Francia; el término “radiestesia” se creó en 1929 por el abate Alexy Bouly. 

Hay dos escuelas según la explicación que se le dé al fenómeno; una es “radiestesia física” que considera que el cuerpo humano es capaz de detectar o sintonizarse con las frecuencias que caracteriza y emiten un objeto o persona, la otra tendencia es la de la “radiestesia mental” que considera que la psiquis humana tiene la capacidad de conocer cualquier dato por sí misma. A estas dos habría que sumarle la llamada radiestesia “chamanica” creada por el Norte Americano Raymon Grace; si en las dos visiones anteriores cuenta la sensibilidad y concentración del operador, en esta perspectiva contemporánea de la técnica se suman los factores espirituales como la conexión con los “espíritus guía”. La radiestesia funciona tanto en directo con la persona a analizar o un terreno, como a distancia con una foto o mapa, lo que se conoce como teleradiestesia. 

En distintos estudios científicos y en distintas épocas, se ha constatado que el ser humano tiene una sensibilidad a los campos electromagnéticos, de hecho, se ha encontrado la presencia de diminutos cristales de magnetitas en el cerebro, lo que abre la puerta a una explicación de la sensibilidad e interrelación con los campos magnéticos terrestres y lo que se interpone entre ellos. Una corriente de agua, un objeto distinto al resto del terreno en el que se encuentra produce un cambio en la percepción de el magnetismo terrestre y puede ser percibida por el individuo y manifestada a través de una varilla, péndulo …

Los instrumentos utilizados más usados en radiestesia son:

Las varillas o varas con forma de Y, típicas de los zahories y especialmente indicadas para encontrar elementos, objetos o anomalías en el terreno o en construcciones. Las hay de muchos tipos, como las varas zahorí de avellano o de otro tipo de madera, dos varillas metálicas en forma de “L”, la varilla Hartmann, la antena Lecher, y otros modelos. Básicamente es un elemento largo que se mueve o reacciona de algún modo cuando se detecta un elemento o perturbación. Por ejemplo, en las culturas andinas utilizaban el llamado “yaku tarina”, consistente en dos varas de madera tratada, una macho y otra hembra, que se sostienen en equilibrio mientras se camina y que se inclinan cuando se encuentran agua. Las varas de madera para buscar agua se han utilizado desde hace más de 4.500 años, se han encontrado imágenes de esta actividad incluso en el Egipto faraónico.
El péndulo, es un objeto que cuelga de un cordel o cadena, oscila o se mueve cuando da respuesta a la pregunta formulada por el operador. Existen de muchos tipos, cada uno con una función o sensibilidad distinta, pero principalmente se pueden dividir en dos grupos: los pasivos y los emisores. 

Los pasivos están dedicados principalmente a la detección, ya sea en directo o a distancia; los activos, tienen una función de emitir algún tipo de energía dependiendo de la forma del péndulo. Por ejemplo, para buscar en un mapa y marcar una posición con exactitud, puede ser muy efectivo un péndulo del tipo “Luci”. Si se quiere aportar energía para una curación se puede emplear el denominado “Isis”, que aporta energía de la denominada en radiestesia “luz blanca”.  


Los péndulos emisores, tienen su capacidad activa debido a su forma. Hay péndulos especiales, como el péndulo Universal o el hebreo, que tienen funciones específicas; cada uno de los dos mencionados requieren una especialización y aprendizaje concreto. La elección del péndulo es algo muy especial, muy personal, el usuario debe encontrar afinidad con el instrumento. 

El biotensor, es un mango con un extremo flexible, y normalmente una plomada o bola en su extremo. Se emplea sosteniéndolo con una sola mano, es útil para trabajar sobre el terreno o en directo sobre una persona, es una herramienta muy sensible y versátil. El giro y la oscilación de la punta marca el tipo de respuesta que se obtiene de este instrumento. 


Una variación del biotensor es el “aurometro” creado por Verne Cameron, muy utilizado por los buscadores de metales preciosos. El biotensor con bola de madera, espiral o punta, es empleado para el diagnóstico en la denominada “nueva homeopatía”.

La radiestesia abrió la visión al conocimiento y manejo de las energías sutiles, pues no solo se quedó en detectarlas, sino que fue clasificándolas por elementos como el “rayo principal” o los “colores”, llegando a la conclusión de que determinadas formas emanan energías que pueden manipularse. Por ejemplo, el descubrimiento de la energía de las pirámides y de su posterior utilización práctica se debe al radiestesista André Bovis que detectó la radiación llamada “verde negativo” en un viaje a Egipto y a su regreso a Francia construyó un modelo a escala, pudiendo comprobar resultados en elementos orgánicos, tales como la conservación, deshidratación y momificación.

El estudio de las energías producidas por las formas tanto de objetos solidos tridimensionales como de gráficos hizo descubrir todo un abanico de instrumentos para el tratamiento de enfermedades y la utilización de sus cualidades sobre los seres vivos. Producto de estas investigaciones en el campo de la radiestesia surge a partir de la década de 1940 la radiónica franco-belga, como modo de actuar a distancia.

El concepto de “onda de forma” es la gran aportación de la evolución de los viejos zahories, pues permitió el desarrollo de los péndulos emisores y de instrumentos de emisión energética.

Todo buen investigador de las energías sutiles debe tener un conocimiento de la radiestesia tanto a nivel teórico como practico, pues si bien la práctica permite tener un modo de conectar con estos niveles energéticos, por otro lado, los conocimientos teóricos permiten la utilización de objetos y elementos cotidianos como emisores de energía.