El testigo, tipos y usos

    El testigo es un elemento fundamental en las distintas técnicas energéticas. Ya se trate de un análisis radiestésico, de una acción radiónica o de cualquier tipo de medición, siempre es necesario un enlace que conecte la intención o el instrumento con el objeto sobre el que se requiere actuar. Entre el testigo y el elemento que representa existe un enlace, una correlación que no se rompe independientemente de la distancia. En este sentido, el entrelazamiento cuántico puede explicar la efectividad de las manipulaciones a distancia. A continuación, se expondrán los distintos tipos y su modo de uso más habitual. 

    Considerando el Universo como un inmenso holograma en donde la parte contiene la totalidad, nada está distante si se sabe entrar en la porción adecuada. Es como mover en el ángulo correcto el fragmento de la imagen total hasta volver a encontrar la representación completa. Cuando se actúa sobre el fragmento, el testigo, no se está mandando una fuerza ni se teletransporta un elemento concreto; es solo la información la que llega, y ésta es reconocida por el objetivo de la acción, siendo éste el que reconoce el patrón y modifica su estructura. No se envía algo que aumenta el contenido, sino que se reconoce el nuevo modelo y se reestructura de acuerdo a la referencia recibida.

    Un ejemplo de esto son los experimentos de Jacques Benveniste, repetidos por Luc Montagnier, en donde se enviaban archivos de audio que eran capaces de replicar un elemento viral en un material inerte (agua). De un modo similar funciona la relación entre representación y objeto: se aporta la referencia necesaria para que se produzca el cambio en su estructura.

    Los testigos se pueden dividir en naturales y artificiales:

    Testigos naturales: 

    Son los que poseen una relación directa por ser parte del elemento con el que se busca el enlace, es clásico en radiestesia usar una muestra de eso que se busca, por ejemplo, una pequeña cantidad de plata para encontrar una mayor cantidad de la misma, agua, oro, etc.… 

    Testigos biológicos: Son muestras del propio organismo con el que se desea enlazar. En los humanos y los animales, los más habituales son la sangre, la saliva, la orina, las uñas y el pelo.  Se pueden dividir en fluidos y solidos:

    Fluidos: Se suelen disponer en un papel secante o en un portaobjetos y cubreobjetos, como los utilizados para preparados de microscopio. La muestra de fluido en papel secante es útil para equipos radiónicos, escalares o de torsión, mientras que cuando se encuentra en portaobjetos, aunque pueden servir para cualquier dispositivo, son más propios de equipos que requieran ser atravesados por luz, como, por ejemplo, un láser para obtener el solitón en sistemas de "wave genetics" o "genética de ondas". El cubreobjetos se fija al portaobjetos con trozos de cinta adhesiva en los extremos o con laca incolora, sin que afecte a la muestra. Si la muestra líquida se recoge en papel secante, se recomienda que tenga forma circular, para poder girarlo en busca de la posición adecuada.

    Nota: La sangre es el fluido más utilizado, pero en radiónica no se recomienda, porque si se produce una transfusión, pueden generarse errores tanto en los análisis como en las acciones de armonización energética.

    Muestras biológicas sólidas (pelo, uñas, piel): Se sitúan en una cinta adhesiva de papel, preferiblemente sin plástico, y en forma circular, lo que permite operar con ellos en casi todo tipo de dispositivos radiónicos o energéticos. Lo más práctico para este tipo de testigo es utilizar una mínima cantidad de pelo o vello, colocarlos entre dos pegatinas redondas, escribir el nombre del propietario y guardarlo individualmente en una bolsita de plástico o un pequeño sobre.

    Hojas y tierra: Las hojas de una planta o árbol sirven como testigo directo para cultivos en casos de infecciones o mejora de su crecimiento; se usa una hoja por ejemplar. La tierra actúa como enlace a un terreno para acciones de mejora.

    Uso con láser en testigos sólidos: Es útil emplear un cristal de cuarzo, como los usados en espectroscopía, con esmerilado en los costados, como contenedor para análisis o actuación a distancia. En este caso, se diluye el elemento en agua destilada (por ejemplo, para extraer la matriz sonora con un sistema láser de un medicamento o producto). Es conveniente dejar reposar durante un tiempo para que la disolución o impregnación del agua sea consistente.


    Testigos artificiales: 

    Son representaciones del objeto de la acción, ya sean datos sobre el mismo, imágenes o representaciones de algún tipo.

    Firma o texto manuscrito: En el modo clásico, se hacía escribir con una mina directamente o con un lápiz al que se le había eliminado la madera en la parte trasera para que entrara en contacto con la piel.

    Datos personales: Nombre, apellidos, fecha de nacimiento e incluso coordenadas geográficas (para campos) son muy utilizados en radiónica o acciones con el péndulo. Según algunos investigadores, esto es válido sobre todo para análisis, pero a la hora de actuar a distancia, generan mucho desgaste por parte del operador; aunque funcionan, no parecen ser los más efectivos. 

    Fotografías: Uno de los testigos más usados, tanto en personas y animales como para plantaciones. Se recomienda, siempre que sea posible, que la foto sea analógica (realizada con cámara clásica sobre negativo o sistema Polaroid directo), ya que no hay interpretación digital, sino una impregnación directa de la luz en el sistema de captura, lo que permite un enlace vibracional más directo. Este sistema fotográfico ya está en desuso, por lo que la fotografía digital también podría servir. En personas, debe aparecer preferentemente solo la cabeza; evitar imágenes de grupo. Es importante que, en el momento de la captura, el sujeto estuviera en las mejores circunstancias posibles. Las fotos de la infancia son muy adecuadas para trabajos radiónicos, recuperación de energía con equipos escalares o extracción de la matriz con sistemas de genética de ondas.

    Tubo para testigo mental: Este sistema fue desarrollado por radiestesistas franceses en la década de 1980. Consiste en un tubo de plástico con una espiral de cobre en su interior. Se sujeta con la mano dominante mientras se concentra mentalmente en el objeto o sujeto del análisis o tratamiento, y luego se sitúa en el dispositivo radiónico, escalar o gráficos activos. Para descargarlo, simplemente se golpea tres veces contra una superficie dura.

 

    Testigo electrónico: Concepto y sistema desarrollado por Peter Radatti: una memoria USB envuelta en hilo de cobre, con conectores para unirla a instrumentos radiónicos. En el interior se ha guardado documentos digitales que conectan con el testigo, como ejemplo, fotos digitales o texto con datos. Su ventaja fundamental es que es posible contener distintos múltiples objetivos, siempre destinados a una misma acción, es decir tratamiento grupal. Puede encontrarse más información en este artículo.


    Consideraciones prácticas: 

    En dispositivos de emisión o detección, los testigos deben girarse para encontrar su punto crítico o alineación con el rayo principal. Por ello, es preferible que estén emplazados en soportes circulares. Se giran hasta obtener una reacción positiva en el detector táctil o con el péndulo. 

    Con el tiempo, los testigos se degradan, pero pueden reactivarse con distintos gráficos activos. Algunos ejemplos están disponibles aquí.